Las fracturas de metacarpianos y falanges representan el 80% de las lesiones en las manos.
Estas fracturas pueden ser de dos tipos. Estables, es decir que no tienen potencial para el desplazamiento, o inestables que a pesar de estar inmovilizadas se pueden mover dentro de la férula.
¿Cómo suceden estas fracturas?
Pueden darse luego de caídas o por traumas deportivos, por golpes directos en la mano como un puño o también por accidentes de tránsito.
¿Cómo saber si se tiene una fractura de metacarpianos o falanges?
Las fracturas desplazadas son fáciles de identificar ya que la mano se puede ver hinchada, los dedos se observan torcidos y el paciente manifiesta dolor para la movilidad de sus dedos. Por el contrario en las fracturas estables el paciente solo manifiesta dolor y edema en los dedos, siendo algunas veces confundida con un esguince de la mano o de los dedos de la mano.
Es por ello importante que ante la mínima duda o sospecha se acuda al cirujano de mano, quien para el diagnóstico de esta fractura realizará una radiografía y en algunos casos, dependiendo de la complejidad, solicitará una tomografía.
¿Cuál es el tratamiento?
Las fracturas estables pueden ser manejadas sin necesidad de cirugía, a partir de métodos de inmovilización. Con respecto a las fracturas inestables, las cuales se desplazan, se requiere un manejo quirúrgico siendo el objetivo el lograr una adecuada alineación de los dedos y una pronta movilización.
¿Cuándo iniciar la rehabilitación?
Si al paciente se le realizó un manejo no quirúrgico de la fractura, después de 3 a 4 semanas, cuando ya el hueso pegue, se puede iniciar la rehabilitación de los dedos y la mano. En aquellos pacientes con manejo quirúrgico, una vez se retire la
inmovilización se debe iniciar la movilidad y correspondiente rehabilitación, favoreciendo así la pronta recuperación de la mano y evitando la rigidez articular o que la mano o los dedos se peguen.